viernes, 22 de agosto de 2008

Miguens no es Martínez de Hoz, pero andan juntos

Por Eduardo Anguita
Para el dirigente de la Federación Agraria, Eduardo Buzzi, se transformó casi en una obsesión declamar que Luciano Miguens no tiene nada que ver con José Alfredo Martínez de Hoz. La última vez que lo hizo en público fue el viernes pasado, en el acto de cierre del XVI congreso de Aapresid, la entidad que agrupa a los productores de siembra directa llevado a cabo en Rosario.Esta vez, aclaró que el presidente de la Sociedad Rural “es sólo un liberal que a veces piensa como un socialdemócrata”. Arrancó aplausos y no es de extrañar, porque para la mayoría de esta amalgama de enriquecidos rentistas, arrendatarios y propietarios, eso de referirse a cada rato a la última dictadura o los economistas que daban la cara por los dictadores es un argumento cerril, casi de barricada.Además, porque la mayoría de esos pulcros hombres de negocios rurales no tenían la más pálida idea de que, menos de 48 horas antes y a 300 kilómetros, los mismísimos Martínez de Hoz y Miguens habían compartido un acto. Ambos fueron anfitriones de número de Carlos Pedro Blaquier en el Hotel Alvear para la celebración del centenario de la empresa Ledesma. Curioso detalle: también estuvieron los hermanos Juan y Roberto Alemann. La fiesta tuvo numerosos invitados del mundo de las celebridades del mundo empresario que no reparan en diferenciar qué es democrático y qué no.Si en Villa Libertador General San Martín, la localidad jujeña donde está asentado el ingenio Ledesma no hubiera ocurrido “la noche del apagón” el 27 de julio de 1976, quizá este artículo podría parecer una más de esas notas cargadas de ideología que no quieren aceptar a un “liberal que a veces piensa como socialdemócrata”. Pero aquel día fatídico, en el pueblo hubo un corte del suministro eléctrico que fue acompañado de redadas donde comandos parapoliciales, de gendarmería y del Ejército secuestraron a casi un centenar de personas, la mayoría trabajadores del ingenio y que una veintena están desaparecidos.El hecho fue muy grave pero en un lugar extremadamente lejano. De no haber mediado la tenacidad de una madre de Plaza de Mayo de esa localidad, Olga Aredes, quizá el hecho hubiera pasado más inadvertido. Pero no, la historia de Ledesma hoy se conoce hasta en sus mayores detalles para poder certificar que las fuerzas represivas actuaron con el concurso de la empresa de los Blaquier Arrieta al punto tal de que la gendarmería actuaba dentro mismo de terrenos de la fábrica.Martínez de Hoz era el ministro de Economía en la noche del apagón y quizá no haya tenido ninguna relación directa, como tampoco los hermanos Alemann. Pero los tres fueron a la vez que ricos empresarios quienes asumieron roles claves en la gestión económica de las dictaduras militares.No es de extrañar que esto pase en un país donde redistribuir la riqueza es una aventura más que difícil, porque hay una minoría de empresarios cuyas empresas pueden cumplir un siglo –como Ledesma- o cuyas entidades pueden pasar del siglo y medio –como la Sociedad Rural- y que se forjaron en un esquema de país que combinó dos graves distorsiones a la democracia: el país agroexportador para pocos y las dictaduras militares que garantizaban el modelo.Pero lo delicado es que Buzzi no es hijo dilecto de ex dictadores ni ex ministros neoliberales sino que tiene un origen distinto: la Federación Agraria todavía defiende la rebeldía campesina del Grito de Alcorta contra los terratenientes, surgido en 1912 en el sur santafesino. Y fue allí donde ayer Buzzi salió de nuevo a inflamar corazones contra el actual gobierno.La Federación Agraria eligió Villa Constitución como epicentro para desatar la guerra gaucha II, precisamente en una ciudad que sufrió una represión cruel a la lucha obrera en 1975, cuando los trabajadores de Acindar y otras dos grandes plantas metalúrgicas sufrieron el embate del gobierno de María Estela Martínez de Perón y desmantelaron a la dirigencia honesta y elegida por sus afiliados que encabezaban los todavía dirigentes Alberto Piccinini y Victorio Paulón, que pagaron con siete años de cárcel al igual que muchos otros de sus compañeros de militancia gremial.Curiosamente, ambos encabezan dos listas distintas para la próxima reunión de autoridades de la seccional metalúrgica. Pero tanto Piccinini como Paulón recibieron la solidaridad de los dirigentes de Federación Agraria que por entonces encabezaba Humberto Volando.Lo que quizá Buzzi no quiera ver es que no es suficiente compromiso con la democracia pensar cada tanto como socialdemócrata. No, para nada. Alcanza sí con mirar las constantes de la historia. Martínez de Hoz presidía el directorio de Acindar cuando fue la represión. Presionó públicamente en 1975 para que se declarara ilegal la huelga. Pero más grave aún fue la declaración del entonces oficial de la delegación de la Policía Federal en Villa Constitución Rodolfo Peregrino Fernández ante la Conadep cuando afirmó que los directivos de Acindar pagaban un dinero extra a los miembros de las fuerzas de seguridad que reprimieron la huelga.Cuando había ya más de un centenar de obreros presos, en enero de 1976, Martínez de Hoz logró un decreto (el 218) para ampliar la inversión en Acindar y para dar los avales del Estado para los créditos externos. Dos meses después, Martínez de Hoz dejó la presidencia de Acindar para asumir el Ministerio de Economía de la dictadura. Y dos años después inauguró la planta. Como no podía ser de otro modo, cuando Domingo Cavallo estatizó la deuda privada siendo presidente del Banco Central, las deudas de Acindar las pagamos todos los argentinos.Buzzi no es responsable ni por asomo de nada de esto. Puede decir en Aapresid lo que le parezca. Porque esa entidad sojera tiene apenas 16 años y como tal no podría ser incriminada de haber avasallado la democracia ni de ser parte de pseudodemocracias como la de Isabel Martínez de Perón. Pero quizá los dirigentes de Federación Agraria y Aapresid deberían ser más claros.Porque otro de los que compartía salón y púlpito en el congreso de Rosario era Mariano Grondona, que además de terrateniente y sojero fue uno de los ideólogos más eficaces que tuvieron las dictaduras militares. Al igual que Buzzi arrancó aplausos al hacer uso de la palabra. Pero no fue para lavar a Miguens sino para ir al grano de lo que está en juego en el continente. Grondona habló del plebiscito en Bolivia y no anduvo con vueltas, dijo que los bolivianos “son unos cavernícolas” al haber votado de nuevo por Morales.

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