martes, 2 de diciembre de 2008

Por las dudas. por Mariana Moyano

Por las dudas
Para salir del atolladero nuestro jefe de sección nos aconsejaba a los más nuevitos que “al Loro siempre hay que preguntarle ‘¿por qué?’”. Aquel editor nos previno de un problema, pero, en realidad, no hizo más que sistematizar y volver regla periodística lo que saca de un aprieto a los niños de 3 o 4 años. Preguntar por qué es obligar al otro a que se corra de la arbitrariedad y fundamente con los argumentos y datos a su alcance. Y qué bien le hacía mi jefe de sección –y los chicos de 3 o 4 años– a la política porque ¿qué pasaría con ella si todos nos lanzáramos a la guerra de los calificativos, las adjetivaciones, las acusaciones, las impresiones personalísimas y dejáramos muy allá en el fondo las razones por las cuales pensamos lo que pensamos?
Pasaría más o menos lo que viene ocurriendo de un tiempo a esta parte. En nombre de la “desconfianza” y de las “dudas” –que hasta donde se sabe se trata de sensaciones y no de formas de racionalización– se han tomado determinaciones que van al corazón de la vida cotidiana de las personas.¿Por qué el juez estadounidense Griessa congeló los fondos de las AFJP? Según las explicaciones de muchos medios locales “por las dudas”.¿Por qué los legisladores que inicialmente iban a apoyar la renacionalización del sistema previsional modificaron su voto y se opusieron al proyecto? “Por las dudas” y la desconfianza que les generaba lo que el Gobierno podía llegar a hacer con los fondos provenientes de las AFJP.¿Por qué algunas empresas locales y filiales de multinacionales se despacharon con una catarata de despidos y suspensiones? Porque tenían “dudas” de lo que pudiera generarse en la Argentina como consecuencia de la crisis internacional.¿Por qué el autodefinido estatista Alfredo De Angeli convocó y encabezó las manifestaciones opositoras al proyecto de creación del nuevo sistema previsional? Porque tenía “dudas” y desconfianza. “A este Gobierno no le creo nada”, fue la base de su argumentación.¿Por qué Biolcati, que se supone representante de una parte del sector agropecuario y no es dirigente de la oposición, se sumó al debate sobre el futuro de las AFJP? Porque “los productores agropecuarios no le tenemos confianza a este Gobierno”.Hace ya bastante tiempo, el jueves 22 de abril de 1999, Página/12 publicó una nota titulada “La guerra no se llama guerra” y en ella daba cuenta de las palabras que se utilizaban para ocultar lo que ocurría en los Balcanes. “Se dice que en una guerra, la primera baja es la verdad”, arrancaba el artículo y decía luego: “Esto tiene lugar, entre otras cosas, a través de la elección de palabras y un uso cuidadoso de los eufemismos”. Se hablaba allí de los “daños colaterales” que significaban, en realidad, la muerte de miles de víctimas civiles; de cómo se utilizaban los términos “conflicto” o “crisis” para no decir “guerra” y de cómo se usaba “comunidad internacional” para referirse a los países miembros de la OTAN. Eran otros tiempos. Eran aquellos en los que el dios neoliberalismo lo dominaba todo; en los que privatizar se había vuelto tan necesario como respirar y en los cuales el Estado estaba condenado a quedarse castigado en el rincón de los malos alumnos. Eran los tiempos en los que Daniel Artana lanzaba desde FIEL la artillería pesada de la “racionalidad”, esa que con una lógica parecida a la utilizada en los Balcanes quería decir lisa y llanamente ajuste.Algo cambió: Islandia tiene corralito, George W. Bush estatiza todo lo que tiene a mano, Alemania da cuenta de su recesión y el FMI dice que es momento de repensarse.Efectivamente, algo cambió. Sin embargo, la licencia que se les otorga a partidos políticos, a dirigentes sectoriales y a representantes del poder económico –incluidas en él a corporaciones mediáticas– para que hagan y deshagan “por las dudas”, indica que la disputa por el sentido está más presente que nunca.El “por las dudas” y la “desconfianza” alcanzaron para tomar medidas y pocos preguntaron por qué. Pero no fue lo único. Los mismos que no se cansan de taladrarnos las orejas con sus quejas por la falta de libertad de expresión invaden el éter y las páginas con adjetivos y calificaciones que no parecen haber sido sometidos a ningún tipo de censura oficial. Han dicho y escrito que “el Estado está urgido de hacer caja”; que estamos frente a un “saqueo”, que “el matrimonio gobernante está desesperado por dinero”; que hay un Gobierno “ogro” con “voracidad fiscal”; que somos víctimas de las “mentiras presidenciales”, de la “profanación” y del “zarpazo”; que es “difícil creer en el Gobierno”, que es “acaudalado y rentista”; se habló de “hurto”, de “demencial robo” y de una “corporación mafiosa”; se dijo que estamos ante un “sistema autoritario respaldado por importantes mayorías parlamentarias” (¿!); se llegó a afirmar que estamos viviendo un “estatismo stalinista de la pingüinera gobernante” y se habló del “poder dictatorial” de Néstor Kirchner.Si todo esto se dice y escribe no es por las dudas. Algo de lo que se quiere hablar no se está diciendo. Como en esas mesas familiares de Navidad en las que antes del exceso de champagne o de sidra la chicana y la lengua viperina reemplazan la factura histórica que se le quiere pasar a la cuñada.Sandra Russo dijo con razón en la contratapa del sábado 29 de noviembre que hay que cuidar la idea de batalla cultural para no volverla un lugar común. Y es cierto, porque la reiteración ahueca el sentido, lo vacía y le quita todo el poder a la expresión. Pero hay que detenerse en el mecanismo, intentar comprender la operación y preguntarle por qué. Al igual que en los Balcanes, estamos librando una guerra de baja intensidad a la que uno de los sectores en disputa ingresa no con tanques y ni con misiles de precisión quirúrgica, sino con los por las dudas que tienen como daño colateral la extinción de la palabra política.* Docente de la carrera de Ciencias de la Comunicación de la UBA.
Página/12 www.elortiba.org

Despidos en Canal 13 y TN:

Despidos en Canal 13 y TN:
Los trabajadores del área de noticias de Canal 13 y TN vienen denunciando desde hace meses las irregularidades en las que incurre la empresa: Horas extras, feriados y francos compensatorios no reconocidos, contratos basuras, falta de categorización, francos discontinuos, maltrato laboral y el impedimento de la actividad gremial. Y a esto se suma el despido sin causa de 15 trabajadores en los últimos cinco meses. El lunes, pese a la copiosa lluvia y con colaboración de la CTA Capital, se realizó un acto frente a las puertas del Canal, Lima 1261 en un esfuerzo para romper el cerco informativo. Marcelo Moreira, quien trabaja en el armado de una Comisión Interna y es uno de los 15 despedidos explicó allí: “El proceso se inició hace seis meses. Los trabajadores del área noticias veníamos denunciando distintas irregularidades en las que incurre la empresa: horas extras, feriados y francos compensatorios no reconocidos, maltrato laboral y el impedimento de la actividad gremial".
Fuente: CTA

Gracias, Buzzi

Gracias, Buzzi
Por Eduardo Aliverti
Sí, el primer sentido de estas líneas es un profundo agradecimiento al amigazo Eduardo Bu-zzi. Pero el fin no es ése, sino valerse de eso para llamar la atención sobre ciertas opiniones y acciones circulantes.El presidente de la Federación Agraria produjo uno de los sinceramientos más felizmente brutales de que se tenga registro público. Dijo que “la consigna es desgastar a este Gobierno”, y no hay ninguna posibilidad de que no haya medido que lo dicho no trascendería. Lo aseveró en una reunión de productores agropecuarios con cobertura periodística. Dijo “desgastar”, dijo “erosionar”, dijo “virulencia”. ¿Por qué lo dijo? Porque sabe que tiene que aglutinar la furia de los rentistas rurales pequeños y medianos, so pena de que éstos terminen por no entender cuál fue el negocio de haberse aliado a lo peor de lo peor de la derecha campestre si es que, derrotada la dichosa Resolución 125, acabaron como pato de la boda. Lo reconoció porque, de toda otra manera, sus bases quedarían sin horizonte de lucha donde volcar su resentimiento. La Rural y Cía. ya los usaron de preservativo, los que se jodieron son ellos, el diablo nunca paga bien y entonces Buzzi sale a doblar la apuesta para conservar consenso. Sin embargo, así la razón no fuese ésa y se tratase de cualquier otra, ¿Buzzi dijo algo que no supiesen los que defendieron y se plegaron a la lucha del “campo”? ¿Qué es lo que tanto molesta de su confesión, como no sea el haber reconocido que el objetivo último de la guerra gaucha era imponer condiciones desde una alianza social de derecha? ¿Qué tiene de malo reconocerlo? ¿Que “desgastar” es asociable a “golpismo”? ¿Y qué suponían que era asociarse para defender intereses individuales y de sector contra la intervención del Estado en la economía, por muy sospechoso que fuere para qué quiere intervenir el kirchnerismo? El golpismo ya no adquiere formas militares, pero la política siempre significa vencer al otro en la administración de los conflictos. Buzzi lo verbalizó, lo despejó. Puso negro sobre blanco de qué se trata: derrotar al Gobierno porque afecta sus negocios y la negociación ya no tiene sentido porque al Gobierno no le importa. Esto último podrá estar bien o mal y puede deberse a la convicción oficialista o a que es una gestión de improvisados que resuelve qué hace sobre la marcha; pero lo cierto es que hay una parte que no oculta dónde se para y hay otra que, hasta la “confidencia” de Buzzi, decía que su batalla era por la defensa de la Patria. Y aparece Buzzi y dice no. Dice que es la defensa de ellos, que enfrente hay alguien a quien doblegar y que para someterlo es necesario ratificar el acuerdo con quienes sean, no importa la historia y el olor que desprendan. Qué horror, se espantan sus aliados y simpatizantes sectoriales, políticos y periodísticos. Con todo lo que vivió este país, hablar de “desgastar” a un gobierno constitucional. ¿Se dan cuenta ahora, y no cuando estaban en cadena nacional con un coro uniforme contra la tiranía?La hipocresía de esa razón tiene su espejo gemelo frente al debate por la reestatización del sistema jubilatorio. El proyecto del Gobierno es o puede ser todo lo desconfiable que se quiera. Hay necesidad de caja para afrontar los vencimientos de deuda; no es un tema que figurase en agenda; lo sacaron de la noche a la mañana en forma desprolija, como casi todas las decisiones que encaran; debieron aceptar varios cambios porque los controles del destino recaudatorio más bien se parecían a un relajo. Pero nadie, con seriedad y honestidad intelectual, puede oponerse a liquidar el más bochornoso de los negociados que dejaron los ’90. Y tanto es así que algunos de los periodistas y comunicadores, de la derecha más modosita, se animaron a inquirir a referentes de la oposición acerca de si sus sospechas sobre la iniciativa oficial implican defender a las AFJP. Ninguno sabe qué contestar. Se enredan en explicaciones con principio pero sin final, arguyen que es una confiscación de ahorros y reclaman por un gran debate. O sea, la nada misma. No se animan a asumir que defienden el régimen de “capitalización” (curiosa palabra, en tanto sus adherentes no hacen más que descapitalizarse de modo progresivo), porque saben que hacerlo es política y técnicamente impresentable. El camino que les queda, en consecuencia, es aprovechar la circunstancia para reagrupar fuerzas a partir de las suspicacias que despierta el proyecto kirchnerista; y desde ahí, intentar la reactivación de lo que Buzzi admitió como meta: desgastar, erosionar. No será precisamente un periodista como el firmante quien vaya a cuestionar que detrás de cada determinación política subyace un posicionamiento ideológico, por acción u omisión. Pero si como juego de razonamiento pudiera aceptarse, con carácter denostador, que detrás de la reestatización jubilatoria hay intereses de construcción de poder que van más allá de la defensa de los fondos previsionales, ¿qué cabe decir de Alfredo De Angeli, Juan Carlos Blumberg & Asociados, el rabino Sergio Bergman y la Corriente Clasista y Combativa, entre muchos otros, sumados a la militancia activa contra el proyecto oficial? ¿Cómo es esa lógica? ¿En un caso hay ideología, en su acepción de ideologismo perverso? ¿Y en el otro hay ciudadanos intachables provenientes de las más variadas esferas, con la sola pretensión de oponerse a un saqueo del Estado?En el mismo sentido, la marcha de los “pañuelos negros” frente a la residencia presidencial de Olivos, por parte de víctimas de delitos urbanos, cuenta también con el concurso de quienes se enfrentan a las retenciones agropecuarias y al cambio del sistema de jubilaciones. ¿Alguien le pregunta a De Angeli qué cuernos hace en una manifestación de víctimas de la inseguridad, en la que además participa como organizador? No. ¿Está mal que organice y participe? No, está perfecto: es un actor político en legítima función de desgastar a su oponente. ¿Alguien le pregunta a un rabino qué hace jugando un papel público contra la vuelta de las jubilaciones al Estado? No, y se copia la secuencia de respuesta anterior. Lo que resulta vomitivo es el cinismo de disfrazar esa tarea de opositor activo bajo el antifaz de la mera indignación como “simple ciudadano”. Lo que no se aguanta es que quieran ignorar como si tal cosa el subtexto de convocar, en la Argentina, a una marcha con pañuelos que no sean blancos. La producción de sentido que eso significa. El proyecto político que eso quiere decir.Así que gracias, Buzzi. Un millón de infinitas gracias por contribuir a dejar bien claro desde dónde se habla y se hace, y con quiénes. Nadie ha pasado tan en limpio cuáles son las alianzas sociales que están hoy en juego en este país.

nfoCEPLaS - Sobre la distribución del ingreso (Un aporte para el debate)

Clarín, lunes 24 de noviembre de 2008.

CONCLUSIONES DE UN ESTUDIO PRIVADO
Distribución del ingreso, con un fuerte deterioro
Por: Daniel Muchnik
El retroceso en la distribución del ingreso en la Argentina es el más significativo de América Latina. En 1990, incluso intentando salir de la hiperinflación, el 95 por ciento de los asalariados urbanos en el país tenían cobertura de seguridad social. Quince años después esa protección descendió al 65 por ciento, mientras Brasil mantenía una cobertura del 72 por ciento, Chile el 83 %, Costa Rica del 80%, Paraguay del 76 % y Uruguay del 77 por ciento.A partir de 2004 y hasta fines del 2007 Argentina tuvo un crecimiento ininterrumpido del 9 por ciento anual en su Producto Bruto Interno. En el 2006, por primera vez en 30 años, superó el nivel del PBI logrado en 1974 (más 6,6 por ciento). Sin embargo, los indicadores sociales no se acercaron a los alcanzados a mitad de aquella década del setenta. Hoy, todavía se observan estadísticas desfavorables en desempleo, trabajo en negro y la existencia de una política tributaria regresiva. La mitad de la recaudación total se concentra en el IVA y en el impuesto sobre los salarios. La conclusión es lamentable: la distribución del ingreso empeoró aún en momentos prolongados de crecimiento económico.Esta y otras son las conclusiones de una investigación que estuvo a cargo de Edgardo Tarallo, Hugo Buisel Quintana y José Alfonsín y distribuído por APOC (Asociación del Personal de los Organismos de Control). La distribución del ingreso de una nación da cuenta del modo en el cual el Producto Total generado por todo el país se reparte entre los trabajadores y el sector privado.El indicador transparenta el bienestar o la penuria de los que mueven el aparato productivo. ¿Que situaciones conforman en el índice? En primer lugar las estrategias económicas que adopta el poder de turno. El régimen macroeconómico, los incentivos que orientan la inversión. A partir de allí se saben las consecuencias sobre demanda de trabajo y remuneraciones. La realidad suma la influencia de las decisiones autónomas de las empresas y la conducta de los hogares. Las estadísticas que consigna el trabajo indican que el período de mayor frustración se inicia en 1950.El crecimiento promedio del Producto Bruto per cápita para la Argentina desde ese año hasta el 2000 fue del 1,1 por ciento anual. México, Brasil y Chile duplicaron esa tasa de crecimiento. Aún las economías más débiles y atrasadas de Europa tras la Segunda Guerra Mundial tuvieron un comportamiento posterior muy superior al argentino. La población del Gran Buenos Aires, que se encontraba por debajo de la línea de pobreza creció del 5 por ciento en 1974 al 53 por ciento en 2002.La participación del asalariado en el PBI desde 1950 hasta el 2006 padeció profundas bajas y recuperaciones espontáneas. Los trabajadores obtenían casi al finalizar el primer gobierno peronista el 49,69 % del PBI. Pese a la grave crisis agropecuaria y al proceso inflacionario, en 1954 subió al 50 % del PBI. Con Frondizi se estabilizó en alrededor del 41 %. A fines del Proceso Militar, en 1982, apenas rozaba el 22 %, cuando diez años antes superaba el 42 %. Dejado atrás el default, en 2003 llegaba al 21 % del PBI para trepar al 25 % en 2006.Hay varias conclusiones. En primer término, la desigualdad en la distribución del ingreso se ha multiplicado en la Argentina en los últimos 50 años. La década de los 90 evidencia un incremento notable de las disparidades. En segundo lugar, la Argentina pasó de los más altos niveles mundiales en el ranking de ingreso per cápita (superior al de cualquier otro país latinoamericano) a ocupar niveles tan bajos que en la bibliografía internacional se habla de "el fenómeno argentino". Sólo computan esta información que grafica todo: el ingreso de los asalariados se contrajo de casi el 50 por ciento en 1950 al 25,07 en el 2007. Como contrapartida, la porción que antes tenían los trabajadores se encaminó al sector privado, que no mostró, paralelamente, el entusiasmo y la credibilidad en materia de reinversión productiva.Las cifras sorprenden: en 1974, un año antes del Rodrigazo, en medio de gran tensión social, enfrentamientos armados internos y el impacto de la crisis mundial del petróleo, la distribución del ingreso benefició al asalariado con un 48,46 por ciento junto con una actividad productiva para nada subestimable. ----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

(Los subrayados, por supuesto, son nuestros.
CEPLaS - Area de Comunicación y publicaciones.

Historia, pro y contras del blanqueo del capitales

Es más, la deuda y las privatizaciones financiaron la fuga de capital de nuestro país. Paralelamente, y en similar proporción a la disminución de la inversión y de la producción, crecieron sistemáticamente la desocupación y la miseria, conformando un país rico para unos pero terriblemente pobre para una gran mayoría.Tras ese grado de destrucción de nuestra riqueza, de abaratamiento a precio vil de nuestro trabajo, de nuestra producción y de nuestros activos, surgió a partir de la crisis económica, social y política de los años 2001/2002, un país que trabaja y produce. Por supuesto no en la magnitud y en la calidad que cualquier miembro del campo popular hubiera necesitado y hubiera querido pero, desde hace más de cinco años, se generan 740.000 puestos de trabajo por año, se crece a tasa del 8,5% anual y se obtiene el suficiente superávit fiscal y comercial como para tener en regla a los acreedores y frenar corridas especulativas.La crisis financiera internacional y el blanqueo de capitales. El Estado tiene como función indelegable propender al crecimiento económico y social, razón por la que debe combinar las medidas que propicien el aumento de la inversión con medidas de redistribución del ingreso.La primera (la inversión) es imprescindible para que el país siga en la senda del crecimiento mientras que la segunda (la distribución del ingreso), forma parte del objetivo principal de un gobierno popular.Paralelamente existe otro dato: al Gobierno nacional, en el marco de la crisis financiera internacional con epicentro en los Estados Unidos, le cuesta mucho financiarse en el mercado voluntario de capitales del mundo. Sólo podría hacerlo convalidando y abonando altas tasas de interés.La crisis financiera impacta en nuestro país propiciando que los sectores más favorecidos dejen de invertir y fuguen capitales al exterior, en una magnitud tal que los analistas financieros no dudan en estimar entre no menos de 14.000 y 25.000 millones de dólares en lo que va de este año.Esto es, no se sabe a ciencia cierta cómo van a evolucionar nuestras exportaciones, tampoco se puede prever cómo serán las inversiones (y, como contrapartida, la evasión y fuga) y por ende la producción total.Es en este marco de incertidumbre que el Gobierno nacional envía al Parlamento el proyecto de ley que incluye el blanqueo de capitales. Es una medida de emergencia que se contrapone con la disciplina fiscal que este gobierno priorizó, dado que significa cobrarle una tasa irrisoria a los capitales no declarados, dejándolos a salvo de las persecuciones legales. Esto es, no es que los empresarios blanquean capitales para invertir sino que en muchos casos los van a blanquear porque los tribunales penales tributarios del país tenían información, muchos con semiplena prueba, de evasión y otros delitos fiscales.El proyecto de ley abarca simultáneamente a quienes contratan trabajadores en negro, evadieron el pago de impuestos y fugaron capitales al exterior. Si el proyecto es aprobado tal como está, se condonarán todas las multas y punitorios, incluso los casos que están en la Justicia penal.En la historia fiscal de nuestro país, desde 1890 hasta 2001, hubo 89 moratorias nacionales de distintos calibres; las dos últimas, 1992 y 2001, el ministro de economía era Domingo Cavallo. En la primera de ellas, formalizada por la Ley 24.073/92, se blanqueó la tenencia de capitales en el exterior y se condonaron las deudas impositivas principalmente de las empresas automotrices –que particularmente afectaba a la importadora Opalsen S.A., cuyo presidente era Mauricio Macri– que estaban en instancia judicial por evasión y elusión fiscal. La segunda ley de blanqueo, de 2001, fue un intento desesperado para intentar frenar la fuga de capitales desatada tras el fracaso del Plan Canje de la deuda.Moratoria y trabajo. Es cierto que esta moratoria pone énfasis en normalizar la situación laboral de más de 4.000.000 de trabajadores en negro. De modo tal que, si el empresario blanquea a los empleados, se beneficia con el perdón de deudas y multas, a lo cual se le agregan una serie de medidas. A saber:a) Por cada empresa, y para los primeros diez trabajadores que se registren, se condona la deuda de aportes previsionales, saldos impagos con el Pami, seguro de salud, fondo nacional de empleo, obra social y asignaciones familiares.b) Para los restantes empleados que registren: todos los aportes mencionados en el punto anterior serán refinanciados en 120 cuotas mensuales consecutivas a una tasa del 6% anual.c) Los empresarios también se benefician ya que por cada trabajador registrado pagarán el 50% de aporte previsional correspondiente al primer año y el 75% en el segundo año.d) Los empleados registrados, a su vez, se benefician porque se les reconoce cinco años de aportes jubilatorios.Conclusión. En síntesis, caen todas las causas judiciales de evasión tributaria y previsional para las empresas, con el objetivo de: a) Aportar fondos cash al Tesoro de la Nación, estimándose por la moratoria impositiva y previsional un ingreso anual de unos 2.300 millones de dólares, que corresponden a aproximadamente el 0,8% del PBI.b) Se procura la incorporación de trabajadores en blanco. Queda el desafío de cómo será la conducta de los actores económicos, porque los empresarios argentinos tienen el mal antecedente de saber que periódicamente se benefician con una nueva moratoria, lo que los incentiva a pensar que aprovechan la moratoria en curso y se preparan para incumplir con sus obligaciones a la expectativa de un nuevo perdón. El Gobierno deberá dar señales claras de que esta medida es por la crisis internacional pero que no está asociada a favorecer a los incumplidores y perjudicar a los que se ajustan a la ley.
Miradas al Sur www.elortiba.org